jueves, 24 de octubre de 2013

¿Nos hace estúpidos Google?

¿Nos está haciendo estúpidos Google? Un estudio recientemente publicado sobre los hábitos de investigación online, realizado por investigadores de la Universidad de Londres, sugiere que podemos estar en medio de un cambio radical en la forma en la que leemos y pensamos. En este estudio se pone de manifiesto que los usuarios de internet muestran una actividad lectora "desnatada", saltando de artículo en artículo, de link en link, leyendo apenas tres párrafos y muy raramente volviendo a leer algo ya leído (valga la redundancia). Cierto es que, de manera general, los usuarios leemos más ahora que hace treinta años, cuando la televisión era el principal canal de comunicación, pero también es cierto que es un tipo muy diferente de lectura. No se profundiza tanto en la lectura, no nos sumergimos en ella. Tan sólo navegamos. Nos hemos acostumbrado a querer informarnos en “frasquitos pequeños”. Internet nos está cambiando. Está cambiando la forma de cómo buscamos la información, mecaniza y controla lo que leemos y el tiempo que podemos hacerlo antes de que nos avise que tenemos un nuevo correo o nos alerte de una noticia de última hora. Sólo disponemos de ese tiempo. Nos limita el tiempo del que disponemos para disfrutar de la lectura. Y eso nos está cambiando. Cambia nuestra manera adquirir conocimiento, por lo tanto, cambia nuestra forma de pensar. Buscamos la inmediatez, la interacción, compartir ya lo que nos está ocurriendo ahora mismo a cien personas que viven al otro lado del mundo. Nos está pasando como en el modelo taylorista. Separar en procesos el trabajo y optimizar ese proceso, convirtiéndonos así en autómatas. La mejor manera de realizar algo es realizándolo de manera eficiente, máxima productividad, la excelencia. Realizar los pasos uno, dos y tres trescientas veces al día. ¿Cómo nos puede afectar eso? ¿Buscamos ser máquinas? A ver si va a resultar ahora que nuestro cerebro es un viejo ordenador y necesitamos nuevo procesador y aumentar nuestra memoria. De seguir así, llegará un día en el cual, el sentimiento más humano que encontremos lo obtendremos de una máquina.